dijous, de setembre 21, 2006

Viajes

Hace un día claro en Barcelona. Hay nubes altas, pero el ATIS dice que no debes preocuparte, no irá a más. Estás nervioso. Empieza un largo viaje, tanto tiempo soñado. Por fin vas a ir a Dakar! Después de tanto tiempo se te ofrece a oportunidad. Oyes el rugir al ralentí de las turbinas del avión. La emoción te invade, tu primer viaje largo. Empujas la palanca de gases y el avión empieza a recorrer la pista, al principio l e n t o, l u e g o m á s y más y más y másymásymásymsrápidooooooooo tiras de la palanca hacia atrás y voilà! el avión sube hacia el cielo y ves la ciudad a tus pies. Giras sobre el mar y resigues la costa. La orografia española se desliza como una alfombra bajo tus pies. Al llegar a Valencia, viras hacia el interior, Murcia no te interesa visitarla. Las galas casposas de TVE te han hecho aborrecerla. Con la Rioja te hubiera pasado lo mismo, pero el buen vino de esta región te hace ser más benévolo. Al cabo de una hora estás en Marruecos, Dakar llega en breve. Comienzas a preparar el aterrizaje. Todavía no se te dan bien, pero lo logras (aunque te has cargado el VOR del aeropuerto y alguna que otra instalación aeroportuaria más). Ya has llegado. En dos horas de vuelo, por fin estás en Dakar. Suerte que has podido volar con el SR-71 Blackbird, generosamente prestado para ti por las fuerzas aéreas del tío Sam. Apagas motores y te relajas. Ya estás aquí.

Alt+F4, sí deseo cerrar el programa, cerrar ventanas. Abres la puerta de tu habitación y te vas a dar una vuelta.

Barcelona sigue nublada y Dakar a 7 horas de avión. Por supuesto, tu no lo pilotarás, irás sentado en clase turista y volarás en el mejor de los casos en alguno de los nuevos Airbus de Iberia.

Pero por 6 veces menos de lo que pagas por el billete has podido viajar con la imaginación y tener un vuelo más emocionante.

No tener dinero para viajes te permite ser más rico en imaginación y autosugestión