Iba en el tren. Entró un chico y una chica de algún país del Este (Rumanía? Lituania?).El chico arrastraba un carrito con un altavoz, un discman y un pequeño vaso. Ella llevaba un micro conectado al altavoz. Él de1,80m, moreno,con esa nariz tan salida de los rusos y una mirada que transmitía la tristeza de no poder hacer nada más que arrastrar ese carrito. Ella alta, guapa y con una sonrisa que le iba de una punta a la otra de la cara. Y esa misma sonrisa, suplicante, transmitía la misma tristeza que la miraba de su acompañante. Aguantan los dos las voces que desaprueban su presencia y enchufan la música, para cantar ella junto a la voz grabada en el cd. Y mientras piden dinero te miran con esa cara que dice, todavía me queda mi dignidad y mi honor.
Me gustó ver a gente que, pudiendo ganar mucho más dinero de forma fácil (robando él, ejerciendo de prostituta de lujo a 300 euros la hora ella), prefieren recorrer los traqueteantes pasillos de los cercanías, para poner su gotita de sabor a la mezcla de estratos sociales que se puede ver en un vagón de tren. Y demuestran con su sonrisa, que mientras conservas tu dignidad y honor todavía puedes sonreir. O habéis visto una prostituta sonriendo?
2 comentaris:
creo que aunque con buena intención, opinas a la ligera.Me da un poco de miedo esa cursileria
Hola anónimo,
aunque me imagino quien eres, me gustaría que la próxima vez te identificaras. Darte miedo una cursilería me parece más ligero que mi opinión. Siento que te haya parecido una cursilería, pero es lo que he pensado cuando iba en el tren y he visto esa pareja. No es una opinión (excepto en el punto de conservar la dignidad y el honor), más bien un sentimiento que he tenido al verlos
Un abrazo
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