Despegan?

http://claugr.blogspot.com/2007/08/y-volar.html

Leía hoy la Contra atraído por el titular "la ebriedad es un derecho humano fundamental", cuando vi la frase "nuestras vidas insatisfactorias, esclavizadas por el rendimiento económico".

Justamente la semana pasada pensaba en este tema. Al final, después de dos décadas sólo soy un número más dentro de un sistema que a mi modo de ver no conduce a nada. ¿Por qué os levantais cada mañana y "trabajais" 8 horas en un puesto que sólo os aporta dinero para soñar y stress para morir?

El sentimiento que se apodera de mi es complicado de gestionar. Unas ganas fuertes, tangibles, de dejarlo todo y hacer un cambio de rumbo. Ir hacia el sueño de montar un chiringuito en una playa de esas que a mi tanto me gustan y donde mi mayor preocupación sea qué voy a comer por la noche.

Sin embargo, esos cambios implican tener un valor del que no dispongo ahora mismo. Y sino valor, las ganas.

A propósito de este tema, en un periódico leía que una figura respetada de nuestra sociedad opinaba que había muchas mentes brillantes arruinadas por la holgazanería. Y me sentí identificado. Dispongo de un expediente académico brillante hasta que en la uni me di cuenta de que todo ese esfuerzo no había servido para nada, ya que mi formación como persona humana no había sido todo lo brillante que yo hubiera deseado. A partir de allí ajusté el esfuerzo al mínimo para aprobar. Y creo que no soy el único que lo ha hecho. Creo que cuanto más brillante es uno o de cuanto más capacidad de pensamiento analítico y/o lógico dispone, antes se da cuenta de que la vida que nos han diseñado no sirve más que el papel mojado en que se han convertido nuestros primeros versos de amor.

Sigo teniendo esas ganas de dejarlo todo, sobretodo tras la bronca del boss de hoy, pero me siguen faltando las fuerzas. Es fácil dejarlo todo en un papel o en un blog, pero no hay tantos que hayan dejado su medio éxito profesional, su piso en propiedad, sus amigos conocidos y sus amigos desconocidos; por el sueño utópico de una playa en que la vida cobre por fin el sentido para lo que fue concebida.