Tumbado en la arena,
sintiendo las olas,
notando el viento en mi cuerpo sudado,
miro las nubes y veo corazones,
el color azulado del atardecer
refleja sobre el mar el amor de Isis y Osiris.
Y mientras que por mis manos se filtra la energía
de tan apasionado encuentro,
tengo ganas de adentrarme en el mar y desaparecer
para convertirme en uno de esos corazones
que se dibujan sobre el mar...
puro, claro, apasionado, brillante y sin miedo.
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